domingo, 4 de enero de 2009

Aprendamos de Heródoto

Aprendamos de Heródoto
Julio Mariñez


Heródoto (Halicarnaso, 484-425 a de C.) fue el primer historiador que le asignó a los seres humanos el protagonismo en la historia. Luego, otros han colocado determinismos que anulan el libre albedrío como la facultad decisoria selectiva. En el análisis y en el planteamiento doctrinario debemos evitar los extremismos. Es una lección que debemos aprender. Todo planteamiento político tiene que tener como materia prima, a los hombres y mujeres en sociedad.
Antes de Heródoto, los dioses de la mitología, los seres sobrenaturales y las supersticiones, eran los autores de la historia. Eran como los solistas, donde los hombres éramos parte del público. Heródoto se ocupa de las personas, la historia la hacen los individuos actuando en el colectivo. Peca de sectarismo, sí, pero nos deja una enseñanza y una guía: la primera, la historia que construimos todos los días no depende de los dioses; somos los seres humanos quienes construimos nuestro destino.
En su inmortal obra “Historias”, narra con objetividad las Guerras Médicas entre Persia y Grecia. Se esmera en el detalle curioso de los pueblos y sus individualidades. Es todo un tratado de historia, etnografía y geografía de su época. Por ello se ganó el título de padre de la historia.
El enfoque humano de Heródoto se puede resumir en muchas de sus sentencias. “Dad todo el poder al hombre más virtuoso que exista, pronto le veréis cambiar de actitud.”, es una píldora de sabiduría sobre el comportamiento generalizado de los hombres. En otras, encontramos un poema de humanidad: “Ningún hombre es tan tonto como para desear la guerra y no la paz; pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba, en la guerra son los padres quienes llevan a los hijos a la tumba.”
Esta visión de la sociedad y de la historia, en la cual el centro es el hombre, ha tratado de ser borrada por los determinismos. Desde estas perspectivas, se imponen las nociones de dogmatismo, regularidad, fatalidad, mecanicidad, lo definitivo. Mientras que la probabilidad, libertad, azar, indeterminismo, son los elementos preponderantes en la posición humana de la historia y de cómo construir hoy nuestro futuro.
Estas variantes deben ser tomadas en cuenta con mucho cuidado en las organizaciones sociales y particularmente en mi partido, el PRD. Estamos frente a una invasión de ideas que pretenden devolvernos al pasado, a la década de los sesenta. Se pretende revivir la Guerra Fría, glorificar la dictadura del proletariado y ensalzar regímenes dictatoriales violatorios de los derechos humanos como el de la extinta Unión Soviética o sus seguidores, entre los cuales no existe la posibilidad de disentir sin ser sometidos a privaciones de los derechos ciudadanos, no hay libertad de expresión, no se permite la libre circulación o difusión de medios de comunicación que garanticen a la gente el derecho de opinar. Todo, acompañado de una teoría que reivindica un determinismo económico anacrónico, por haber fracasado estrepitosamente en la orbita de la izquierda radical.
De allí que nuestra concepción del socialismo democrático, que sigue demostrando su vigencia en medio de la actual crisis mundial, debemos preservarla e impedir que quinta columnistas se aprovechen de nuestra vocación pluralista, para, utilizando las armas de la democracia, acabar con la imbatible fuerza del perredeísmo, que descansa en las ideas socialista democrática, las cuales han tenido una renovación contemporánea, enriquecida en la Región de América Latina y el Caribe, por el precursor de ese pensamiento político en nuestro país; José Francisco Peña Gómez; sufrido, creativo y fiel, a su ideario de reivindicar al Pueblo Dominicano, hasta el último día de su vida.
¡¡Loor y gloria, patricio de la historia inmortal!!







Publicado en el Listín Diario, 04/01/2009