miércoles, 8 de abril de 2009

La Constituyente

La Constituyente
Julio Mariñez Rosario

El pueblo dominicano exige a voz alzada una Constituyente. Un parche mal colocado que responde a intereses parciales hará más daño a la sociedad que el remedio que pretende aplicar.
La Constituyente debe ser la expresión del pueblo que, de manera soberana, genere los cambios estructurales que la sociedad exige.
El pueblo constituido en Asamblea Nacional Constituyente, democráticamente elegida y con poder suficiente para decidir qué principios e instituciones extinguirá, ratificará, modificará o diseñará, bajo principios de general aceptación, como la preservación de la democracia y la instauración de un sistema de gobierno en el que se privilegie la justicia diáfana e igualitaria, el derecho a elegir y ser elegido, la orientación social de la actuación del Estado y principios que garanticen la libertad, la igualdad y la solidaridad entre los dominicanos y dominicanas.
La Constituyente viene a ser, en definitiva, la voluntad de un pueblo para organizar políticamente a la nación.
Establece las bases del pacto político y su expresión en la distribución de las ramas del poder público y sus relaciones con el ciudadano.
El pueblo es dueño de ese derecho, es titular del mismo y por tanto, al constituirse en poder constituyente soberano, es originario y tiene la potestad de refundar la república sobre bases de participación democrática.
De allí que el poder constituyente es originario. O sea, lo ejerce directamente o a través de representantes elegidos.
Pero, finalmente, mediante referéndum debe aprobar o rechazar lo actuado por sus representantes.
El poder constituyente es unitario, ya que abarca todos los poderes del Estado y establece el mecanismo de la división de los mismos y la formula de balance entre los poderes.
El poder constituyente es permanente, ya que es el pueblo accionando en función de la organización del Estado.
Así que debe garantizarse la viabilidad de su convocatoria cuando la situación lo amerite.
Es inalienable, en función de su origen y poder.
No puede ser manipulable ni permitir que elites liquiden su potestad de diseñar el Estado que amerite la sociedad.
De allí que los poderes constituidos, los que día a día dirigen la sociedad, tienen su base en el poder constituyente y los primeros no pueden ni limitarlo ni dotarle de una determinada configuración que imposibilite su potestad.
En el poder constituyente descansan todas las facultades y competencias constituidas y plasmada en la Constitución.
Pero esa Constitución no puede castrar al poder constituyente. El pueblo, la nación, sigue siendo el basamento de todo el andamiaje político, la fuente de toda la fuerza, no subordinanda nunca.
El poder constituyente originario parte de una revolución apoyada por la nación.
Tiene algunas limitaciones, aunque parezca contradictorio.
La idea del derecho natural esta fuera del ámbito del poder constituyente, por la sencilla razón de que los derechos fundamentales del hombre no pueden ser violentados por ningún poder. El principio de la división de poderes, asumido como dogma por el constitucionalismo liberal moderno, debe mantenerlo la Constitución producto de la Constituyente, ya que es la forma y manera de garantizar los principios de democracia y justicia social que son inherentes al derecho natural.
El principio de legitimidad está íntimamente ligado al de democracia como una naturaleza lógica de la misma. El pueblo debe tener una intervención, aunque sea representativa, y el objeto ha de ser una Constitución que instaure, sostenga o refuerce la democracia; el objeto de la Constituyente ha de ser una Constitución que sea realmente democrática y no un disfraz de autocracia, como ocurre hoy en día en algunos países sudamericanos.
Siempre hay la posibilidad de convocar el poder constituyente democrático y soberano.
Hoy el PLD le hace una trastada al pueblo y a la historia de República Dominicana imponiendo una reforma constitucional deficiente y hecha a la medida del presidente Fernández. El PRD tiene que fijarse como meta conquistar los espacios legislativos que permitan imponer la fuerza del pueblo y el justo derecho de reconstruir el aparato del Estado dominicano sobre la base de un poder constituyente democrático, soberano y orientado por principios de participación y justicia social.
Publicado en el Listín Diario, 08/04/2009

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