miércoles, 19 de noviembre de 2008

Implosión capitalista

Implosión capitalista
Julio Mariñez


Muchos trasnochados que sueñan con la vuelta del totalitarismo soviético y su extensión por América Latina, aplauden la cíclica crisis del capitalismo en su expresión más protuberante: la financiera de las hipotecas basuras. Hablan de la fortaleza del tipo de socialismo chino frente a la debilidad de las democracias liberales y otras dirigidas por partidos socialdemócratas como España.
Creo que es pertinente aclarar algunos puntos que, una vez colocados sobre la mesa, demostrarán el baluarte que significa la doctrina socialdemócrata frente a los regímenes de fuerza enmascarados en una suerte de galimatías intelectual que llaman comunismo.
Lo primero es que China ha logrado despertar económicamente y crecer con velocidad gracias a políticas claramente marcadas como capitalistas, pero de la peor especie: Al estilo del siglo XIX, cuando no se permitían sindicatos, las horas de trabajo eran interminables, había un régimen laboral cuasiesclavo donde las mujeres y los niños no estaban exentos de sufrir las peores calamidades del sistema. Hoy en China hay mano de obra que se considera esclava por ONG internacionales.
Otro punto que no podemos obviar es la agresión desmedida que ha permitido el gobierno chino contra el medio ambiente. La industrialización se ha adelantado sin observar normas de defensa de la naturaleza. Los niveles de contaminación son agresivos y muchos productos chinos han sido decomisados por utilizar insumos nocivos a la salud. Recordemos el caso de los juguetes chinos.
Pero veamos otro punto capital. China para crecer requiere que Occidente se encuentre económicamente sano. China necesita crear 24 millones de nuevos empleos cada año. El número de agricultores que dejan el campo para incorporarse a la revolución industrial china es de 14 millones anuales. Eso hasta ahora era posible porque el 20% de las exportaciones iban a EEUU. Eso permitía que la economía creciera a un impresionante ritmo del 12% anual, como lo hizo en 2007.
Pero la crisis económica del capitalismo proyecta que China crecerá 9% este año. Que millones de familias pertenecientes a las clases populares, no podrán ascender económicamente al estatus de clase media. Que millones no podrán abandonar el campo para incorporarse a la vorágine industrial amarilla. Y no habrá una explosión social porque el régimen totalitario la reprime a sangre y fuego. Que el crecimiento de China, India, Brasil depende de un Occidente sano que permita comprar sus productos.
Es la misma relación que tiene República Dominicana con el turismo. China no es independiente y no puede serlo en este mundo globalizado. De allí que frente al fracaso del comunismo y el neoliberalismo, las tesis socialdemócratas de los cambios progresivos y adaptados a la realidad, con gobiernos orientados por un profundo sentimiento humanista, siempre serán mejores que aquellos que fracasaron en el experimento soviético o de otros que, ha pesar de manejar importantes sumas de capital, gracias a la posesión de materias primas estratégicas, no han podido aumentar el nivel de vida de sus pueblos.


Publicado por el Listín Diario, 15/11/2008

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