miércoles, 10 de septiembre de 2008

¡Nooo, aunque sean eunucos!

¡Nooo, aunque sean eunucos!
Julio Mariñez Rosario


Un gobierno que se ha destacado por el uso abusivo de los fondos públicos en función de los intereses de la claque gobernante, sin importarle el deterioro de la institucionalidad democrática, la legitimidad de sus actos o decoro de la dignidad pública, pretende meterle la mano a los mas más de 60,000 millones de pesos de la Seguridad Social y hacer fiesta a discrecionalidad con ellos. No podemos creer que serán utilizados en términos de probidad y eficiencia, aunque nos digan que un grupo de eunucos cuidarán de los mismos.


Recordemos a Constantino y aprendamos de la historia las lecciones para un mejor desempeño en beneficio de nuestra colectividad. Constantino, quien fue emperador de Roma (306-337 DC), como medida práctica para prevenir la corrupción solía castrar a los burócratas.


Para prevenir la corrupción, no para castigarla. Este hombre, reconocido por la cristiandad mundial como un modelo de virtud y santidad, pensaba que los funcionarios debían ser sólo leales al Emperador y no a ellos mismos o a sus familias. De allí que suponía que los eunucos se liberaban de las pasiones humanas, como la codicia u otras flaquezas, y podían dedicarse honestamente a sus funciones de servidor público. Constantino no pudo triunfar en esa batalla. A pesar de que los funcionarios no tenían esposas, hijos, amantes; la corrupción continuaba galopante.


El Emperador no logró formar un inmenso contingente de funcionarios que trabajaran honesta y desinteresadamente, más allá de sus ingresos legales, por el Estado y el pueblo de Roma. Esa batalla la perdió Constantino El Grande, a pesar de su radical medida de esterilizar a buena parte de la burocracia romana.


El punto central de la corrupción se encuentra en el estatismo asfixiante que limita la posibilidad de participación y de control por parte de diferentes agentes sociales. La raíz de las fuerzas que corrompen a los gobiernos está en ellos mismos, en la noción de que la solución a los problemas la tiene una claque que ejerce el poder y cuanto menos control tenga, más flexibilidad tienen para manejar los temas complicados que deben afrontar.


Los que así piensan, los que creen que la democracia representativa es un cheque en blanco sobre el que hay que presentar cuentas cada cuatro años en medio de una campaña electoral donde prolifera el ruido bullanguero y la malversación de fondos, consideran que el gobierno debe atender la solución de todos los problemas, sin observar que el gobierno, en muchísimos casos, es parte u origen del problema.


En caso de darle el zarpazo a los fondos de la Seguridad Social dominicana, por parte de un gobierno carente de legitimidad, que no ha mostrado respeto por los derechos ciudadanos, tendremos el triste espectáculo de contemplar una institución colocada en bancarrota, con sus dineros en vilo y una ciudadanía en la que crece la decepción por la democracia. En las manos de este gobierno, ni colocando eunucos a cuidarlos, estarán seguros los más de 60 mil millones de pesos dominicanos, patrimonio de los trabajadores pensionados.


Publicado en el Listín Diario, 09/09/2008

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